Entonces sintió de nuevo el frío en los huesos, y volvió a oír los gemidos de sus pequeños, cada vez más débiles, pidiendo algo del poco alimento que ella les podía ofrecer, ya...
Miró a su alrededor, con el aturdimiento del despertar de aquel precioso sueño...si, de nuevo estaba allí, tendida sobre ese suelo frío, húmedo...sola, con la desesperación de sus pequeñines entremezclándose con la suya....
Volvió el terrible dolor en la pata, el hambre, y, lo peor, volvió el pánico...(apenas hace falta imaginación para saber las razones).
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